LEGENDARY HOTELS: LA MAMOUNIA
Por Luisa Ricart
En un mundo donde la rapidez y las demandas cotidianas parecen abrumarnos, encontrar lugares que nos recuerden la armonía de la pausa y la trascendencia se convierte en un tesoro invaluable. En este sentido, este hotel emerge como un oasis atemporal, una joya en el corazón de Marrakech que ha cautivado a viajeros de todo el mundo durante un siglo. Y ellos se reconocen entre sí, se olisquean, porque siempre hay un antes y un después de La Mamounia.
Es cierto, algunas personas experimentan una respuesta corporal ante la belleza, conocida como síndrome de Stendhal, que se manifiesta como una reacción física genuina. Esto no implica una obsesión por la estética, sino más bien un episodio singular ante la magnificencia visual.
Así que este es un artículo que habla del poder transformador de la belleza. Nosotros creemos firmemente que es capaz de transportarnos fuera de nosotros mismos, sumergirnos en el presente y estrechar nuestros lazos con el entorno que nos rodea. Tiene la capacidad de detenernos en seco, de calmar la vorágine de una mente agitada. Esta magia se despliega cuando nos permitimos parar y contemplar con atención.
Desde su apertura en 1923, La Gran Dama ha sido más que un simple hotel. Es un símbolo de elegancia, lujo y hospitalidad marroquí, un refugio donde el pasado se cruza con la modernidad en un baile eterno de sofisticación. Con su arquitectura exquisita, sus jardines exuberantes y su atención meticulosa a cada detalle, La Mamounia ha cautivado a todos aquellos que buscan una experiencia que vaya un paso más allá de lo rutinario.
Dicho esto, su grandeza se refleja en cada aspecto del diseño y, sobre todo, del servicio. Hablamos de ese majestuoso vergel del que hace gala, que fue un regalo de bodas del sultán alauita Sidi Mohamed Ben Abdellah a uno de sus hijos hace más de dos siglos. Pero también de sus habitaciones y suites, que han albergado a la nobleza marroquí y a figuras legendarias como Winston Churchill. Sí, este amparo que nos protege de lo ordinario respira historia y prestigio en cada rincón.
Renovado en 2020, aunque respetando su esencia, este palacio ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su encanto único. Bajo la dirección de los renombrados diseñadores Patrick Jouin y Sanjit Manku, el edificio ha sido revitalizado con un toque de contemporaneidad, sin sacrificar su autenticidad atemporal.
Ah, otra cosa: La gastronomía en La Mamounia es igualmente excepcional. Con restaurantes dirigidos por el chef francés con tres estrellas Michelin Jean-Georges Vongerichten, los huéspedes pueden deleitarse con una fusión de sabores marroquíes e internacionales en un entorno verdaderamente sublime. Desde L’Italien hasta L’asiatique, cada restaurante ofrece una cocina única.
Ahora bien, lo que hace que este escenario lleno de secretos sea especial son los relatos que se tejen entre sus paredes. Desde la escapada de Jerry Hall y Mick Jagger hasta las largas temporadas que pasaba la legendaria Carmina Ordóñez, el hotel ha sido testigo de innumerables momentos de romance, intriga y celebración a lo largo de los años.
En su particular muro de la fama, las fotografías de ilustres clientes como Kate Winslet, Richard Nixon y Julia Roberts, junto con sus dedicatorias escritas a mano, son un testimonio de la huella imborrable que deja La Mamounia en aquellos que lo visitan.
Es un recordatorio de que, en un universo de ruido y distracciones, aún existen rincones donde podemos encontrar paz y una conexión más profunda con nosotros mismos. Hablamos de aquello que, por su excelencia, parece sencillo, un proceso reflexivo y toda una invitación al asombro.
La Mamounia es una joya que brilla con una luz alegre en medio del paisaje cultural de Marruecos.